Huevos ecológicos

Además de ser un alimento básico en nuestras despensas por su gran versatilidad, el huevo también tiene un alto valor nutricional, que lo convierte en un alimento importante en nuestra dieta: posee un alto contenido en nutrientes como proteínas, vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales (aquellos que nuestro organismo no puede generar por sí mismo y necesitamos obtener a través de los alimentos).
 
Sin embargo, aunque a simple vista lo parezcan, no todos los huevos son iguales. Es importante conocer sus diferencias, sobre todo si estás a favor de los productos naturales y éticos. Te explicamos por qué los huevos ecológicos son más saludables, sabrosos y sobre todo, mucho más éticos que los huevos producidos de un modo industrial.

¿Sabes que significa el código de números que aparece en la cascara del huevo?

Primer dígito (1): Forma de cría de las gallinas.

0) Huevos ecológicos
1) Gallinas camperas
2) Criadas en el suelo
3) Criadas en jaulas
 
Dos letras siguientes (ES): Estado miembro de producción.
 
Siguientes dígitos (20): Provincia.
 
Resto de dígitos (04913): Granja de producción.
 
FORMA DE CRÍA: UN 0 ES UN 10
 
Si te has fijado, todos los huevos que se comercializan tienen en la cáscara un código.
 
  • Primer dígito: forma de cría de las gallinas
  • Segundo y tercer dígito: código del estado miembro de la UE del que proceden los huevos (España: ES)
  • Siguientes dígitos: identifican la granja de producción (código de la provincia, código de municipio y granja de producción).
Así pues, es el primer número es en el que debes fijarte, pues según el número que aparezca, podrás saber cómo han sido criadas la gallinas.
A nivel nutricional, no existen estudios que concluyan diferencias según el modo de cría, pero resulta evidente que las huevos procedentes de gallinas criadas de forma ecológica, y que han sido alimentadas con pienso ecológico, tienen menos restos de pesticidas, antibióticos, y  hormonas sintéticas que el resto.
 

Código 3. Granjas de gallinas en jaulas.

Desgraciadamente, se trata del sistema más común en España, y el más cruel. De hecho, se estima que a nivel global, el 60% de los huevos que se producen proviene de este tipo de instalaciones.
Las gallinas se crían encerradas en jaulas, diseñadas para facilitar la recogida de los huevos, evitando así que se ensucien con los excrementos.
Estas instalaciones facilitan la labor humana, pudiendo llevar a cabo un control sanitario y tareas de limpieza, pero a cambio se restringe el movimiento de las aves. Su movilidad es tan limitada que ni siquiera pueden extender las alas, lo que les ocasiona graves lesiones.
Respecto a la alimentación, las aves tienen acceso continuo a agua y a una dieta a base de pienso industrial tratado químicamente.
Además, la iluminación de las granjas está encendida día y noche, con el objetivo de aumentar su productividad.
Y lo peor de todo: cuando los pollos aún son pequeños, y antes de empezar a poner huevos, se les corta el pico para evitar que se piquen entre ellos cuando están estresados.
En conclusión, se trata de gallinas con una calidad de vida pésima: encerradas, hormonadas, tratadas con medicamentos, estresadas… Para que te hagas una idea, una gallina de este tipo tan solo vive unos meses, mientras una gallina en libertad puede llegar a vivir más de 10 años.
 

Código 2. Granjas de gallinas en suelo.

A diferencia de las anteriores, se mueven libremente dentro naves densamente pobladas, con hasta 12 gallinas por m2, en las que disponen de comida, agua, ponederos y zonas de descanso.
Aunque no están en jaulas, nunca salen al exterior y apenas tienen espacio para moverse.
Como en el caso anterior, se controla la iluminación para una máxima productividad, y no hay control sobre su alimentación, que también es pienso tratado químicamente.
 

Código 1. Granjas de gallinas camperas.

Se crían en naves, pero además tienen corrales al aire libre donde salen a picotear, escarbar y darse baños de arena. Es decir, gozan de una semi-libertad.
La densidad de las gallinas fuera del gallinero no puede superar una por cada 4 m2, y no hay control sobre su alimentación, que también es a base de pienso industrial.
 

Código 0. Granjas de gallinas ecológicas.

Las gallinas ecológicas habitan en cobertizos, que les protegen del frío y la lluvia, y pueden moverse por corrales al aire libre, al igual que las camperas.
Pero, a diferencia del resto, consumen un pienso procedente de agricultura ecológica y tienen que cumplir las normas específicas de esta producción.
Los huevos ecológicos se rigen por la normativa CEE nº 2092/91, que prohíbe el empleo de cualquier sustancia química y de origen artificial. Es decir, en su alimentación no se les suministra antibióticos, hormonas o harinas de pescado. Se alimentan a base de  cereales procedentes de cultivos de producción ecológica.
Además, las aves se deben encontrar libres en campos sobre los que no se hayan utilizado abonos químicos ni plaguicidas.
Las gallinas ecológicas son gallinas felices, que viven en libertad, sin estrés, en entornos cuidados, con una alimentación adecuada… y esto influye directamente sobre la calidad del huevo.

Diferentes por fuera, y por dentro.

A nivel nutricional, no existen estudios que concluyan diferencias según el modo de cría, pero resulta evidente que las huevos procedentes de gallinas criadas de forma ecológica, y que han sido alimentadas con pienso ecológico, tienen menos restos de pesticidas, antibióticos, y hormonas sintéticas que el resto.
Respecto a las propiedades organolépticas, el modo de cría de las gallinas incide directamente sobre su color, textura y sabor.
  • Color: la cáscara de los huevos de jaula es más clarita. En los ecológicos es más oscura debido a su alimentación a base de grano natural y sin aditivos. También podemos distinguir fácilmente cuando un huevo es de procedencia ecológica mirando la yema: si es amarilla es ecológica; si es naranja, de jaula.
  • Textura: en los huevos de jaula resulta más líquida, mientras que los huevos de gallinas ecológicas son más compactos y firmes.
  • Sabor: los huevos ecológicos son más sabrosos que los industriales. De hecho, casi no hace falta sal para disfrutar de todo su sabor.

Gallinas felices, huevos felices.

En conclusión, podemos decir que existe una gran diferencia entre los huevos de gallinas encerradas en jaulas y los huevos ecológicos: las gallinas ecológicas son gallinas felices, que viven en libertad, sin estrés, en entornos cuidados, con una alimentación adecuada… y esto influye directamente sobre la calidad del huevo.
 
Pero no podemos olvidar lo más importante: la parte ética. Y es que si compramos huevos de gallinas criadas en jaulas, estamos pagando un precio más bajo a costa de un indignante maltrato animaL